El 1 de enero de 2018, la Agencia Mundial Antidopaje (WADA) eliminó de su lista de sustancias prohibidas el CBD o cannabidiol, un componente del cannabis que puede abrir una nueva era en lo que a tratamiento de lesiones y recuperación en los deportistas de élite se refiere por sus propiedades antiinflamatorias, analgésicas, antioxidantes, ansiolíticas, antibacterianas, reparadoras y neuroprotectoras. Aunque en un principio se asoció a deportes extremos o de combate, lo cierto es que cada vez son más los deportistas de diferentes disciplinas que lo utilizan y tiene visos de convertirse en el ‘producto estrella’ de los Juegos Olímpicos de Tokio 2021.
«Para que una sustancia entre en la lista de prohibiciones debe cumplir, al menos, dos de estos tres supuestos: que sea un peligro para la salud, que se utilice para mejorar el rendimiento o que vaya en contra de los valores intrínsecos del deporte», explica José Luis Terreros, director de la Agencia Española de Protección de la Salud (AEPSAD). «La lista la elabora una comisión formada por expertos que deciden de manera unilateral qué sustancias están y en qué forma. En el caso del CBD, creo que se trata de una sustancia prescrita para el uso de numerosas enfermedades, sobre todo a nivel neuronal, y no tiene efectos psicoactivos ni adictivos a diferencia de otros cannabinoides que siguen incluidos en las denominadas sustancias de abuso y cuyo consumo está penado con la retirada de la licencia profesional durante tres meses», subraya Terreros desde su condición de médico.
Me gustaría que la gente lo probara y sacará sus propias conclusiones antes de juzgar sin experiencia alguna
Aritz Aranburu (surfista)
El boxeador Mike Tyson; los golfistas Bubba Watson, Charley Hoffman y Lucas Glover; los jugadores de la NFL Terrell Davie, David Ahrens y Rob Gronkowski; los luchadores de la MMA Nate Diaz, TJ Dillashaw y Gina Mazany; los skaters Tony Hawk y Andy Macdonald; la snowboarder Greta Gaines, o los rugbiers Dominic Day y George Kruis son algunos ejemplos de deportistas de primera línea que utilizan CBD a diario.
Aritz Aranburu es uno de los deportistas españoles que lo usa. Lo descubrió hace cinco años en Hawái, donde cada invierno pasa una larga temporada buscando surfear la Banzai Pipeline, una de las olas más famosas del mundo. Una mala caída le llevó a necesitar ayuda y ser tratado en la casa donde se alojaba. «El dueño de la casa me dijo que me tratase con CBD. Desconocía lo que era, así que pregunté. La cara que puse cuando me aclaró que se trataba de un compuesto del cannabis me hizo fruncir el ceño. ‘¡Yo no tomo de esas cosas!’, le dije. Me explicó cómo funcionaba y entendí que me podía ayudar. Lo probé, me gustó y desde entonces he recurrido a él», cuenta el surfista vasco.
Durante años se surtió en el mercado estadounidense, ya que en España no se comercializaba, pero hace unos meses recibió la llamada de Telmo Güell, fundador y director de The Beemine Lab, una empresa que nació en 2018 con la intención de ser un proyecto social para fomentar la apicultura y que derivó en la revolución del mercado cosmético y del bienestar con la fusión de las propiedades de la miel y el CBD. «Vengo de una familia tradicional y les costó entender en lo que me estaba metiendo. La broma de qué me había fumado la he tenido que escuchar más de una vez», asegura. «Rastreamos el mercado. Vimos que Estados Unidos, Asia y Oceanía ya comercializaban productos parecidos, pero no había nada así en Europa. Trabajamos con una red de expertos y elaboramos una serie de productos que hemos patentado y que nos han metido en la rueda. Los contactos nos llevaron al mundo del deporte y ahí fue donde conocimos a Aritz», subraya.
Aranburu se ha convertido en embajador de la marca y consumidor de sus productos. «Siempre he preferido la medicina natural a la química. Al principio sólo utilizaba el CBD para el tratamiento de lesiones o después de días con mucha carga, pero poco a poco lo he ido incorporando en mi rutina diaria», dice Aritz, quien usa tanto el aceite, la crema hidratante, como el bálsamo de la citada marca. «Todos los deportistas de élite tenemos lesiones crónicas. En mi caso siempre he padecido fuertes dolores en las cervicales. El confinamiento me sirvió para hacer un trabajo de rehabilitación potente, pero el tratamiento con CBD me está ayudando a mantener ese equilibrio necesario. Me relaja mucho, me quita mucha tensión. En mi rutina no pueden faltar los estiramientos, la meditación y el CBD», resume.
Los Juegos Olímpicos nos ayudarán a romper los estigmas que hay alrededor del cannabis y a expandir el negocio
Telmo Güell (fundador The Beemine Lab)
El cannabidiol contiene un sinfín de vitaminas, minerales y ácidos grasos y, según reconoce la Organización Mundial de la Salud (OMS), cuenta con un alto potencial terapéutico y no tiene efectos psicotrópicos sobre el organismo. La propiedad más apreciada por los deportistas suele ser el efecto analgésico y antiinflamatorio, aunque también estimula el apetito; facilita el sueño y combate el insomnio, favoreciendo el descanso y la recuperación; ayuda en la recuperación de traumatismos cerebrales; o sirve para tratar lesiones dermatológicas como psoriasis, dermatitis atópica, eczemas o acné. «Yo tengo alergia al ibuprofeno, por lo que tener una alternativa natural es un alivio cuando estoy tocado», comenta Aritz.
El surfista vasco, de 35 años y número 98 de la World Surf League, se prepara en casa (Zarautz) para el Mundial que tendrá lugar en mayo de 2021, en El Salvador, y que será clasificatorio para los Juegos Olímpicos de Tokio. «Cuando me enteré de que el surf entraba en el programa olímpico dejé de utilizar el CBD. No quería que un positivo me impidiera competir en una cita tan importante y que para los españoles sería histórica. Al ver que pasaba a ser una sustancia aceptada me alegré y volví a usarlo. Me gustaría que la gente lo probara y sacará sus propias conclusiones antes de juzgar», sentencia Aritz. «Los Juegos nos ayudarán a internacionalizar el negocio, pero también a romper los estigmas del cannabis y, en nuestro caso, potenciar el poder que pueden tener las abejas en nuestra salud y bienestar», añade Telmo.