El Viña Rock 2025 ha sacudido el panorama musical español, pero no por los acordes vibrantes ni por los himnos rockeros que prometen retumbar en Villarrobledo. Esta vez, el escándalo es otro: ni una sola mujer (casi) en el cartel. Sí, amigos, salvo Grex, el escenario parece un club exclusivo de chicos, y las redes sociales ya están echando humo.
¿Un cartel de “Viñanabos”?
Vamos al grano. Este año, la promoción del festival muestra imágenes donde las mujeres aparecen destacadas, casi como musas del evento. Pero, sorpresa (o no), el line-up es una auténtica fiesta de testosterona. ¿Qué pasó aquí? Pues resulta que detrás del marketing «inclusivo», las guitarras las tocan casi siempre hombres.
Twitter e Instagram no han tardado en ponerle apodos al festival, siendo «Viñanabos» el favorito. Con hashtags como #ViñaSinMujeres y #InclusiónMusical, usuarios y artistas están alzando la voz contra lo que muchos consideran una decisión retrograda en pleno 2025.
“Lo sentimos, cosas logísticas”
Ante la avalancha de críticas, los organizadores han salido con la típica respuesta corporativa: «Es que los horarios y la disponibilidad bla bla bla». Una excusa que suena más vieja que un vhs. Y claro, no han tocado el tema central: ¿por qué no hay un esfuerzo real por equilibrar las cosas?
La verdad es que la industria musical, aunque diga estar modernizándose, sigue arrastrando clichés del siglo pasado. Los datos lo confirman: eventos con carteles diversos no solo son más inclusivos, sino que llenan más, ganan prestigio y conectan con un público cada vez más consciente. Entonces, ¿qué excusa queda?
Redes sociales a fuego
Si algo está claro, es que las redes sociales son el nuevo megáfono de los descontentos. Entre memes, críticas y mensajes serios, el público está dejando clara su postura: la representación importa.
Hay festivales que ya van un paso por delante, aplicando políticas de paridad que no solo benefician a las artistas, sino que enriquecen la experiencia musical. Viña Rock, en cambio, parece haberse quedado estancado en un bucle de «rock clásico» donde la diversidad es una idea ajena.
La oportunidad para un cambio (si quieren escucharla)
Aunque el festival ahora está en el ojo del huracán, todavía puede hacer algo al respecto. Este es un llamado a los organizadores: dejen de usar a las mujeres como decoración en sus carteles y empiecen a darles el protagonismo que merecen en el escenario. Si el Viña Rock quiere seguir siendo relevante, necesita ponerse al día con los tiempos.
Porque, al final, los festivales son más que música. Son cultura, son comunidad, y deberían ser espacios para la igualdad. Así que Viña Rock, la pelota está en tu tejado: ¿seguirás afinando instrumentos con los mismos acordes de siempre o vas a abrir la puerta a un sonido más inclusivo?
La polémica está servida, y con ella, la oportunidad de hacer ruido (del bueno).
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