La Politécnica de Catalunya crea un hub con empresas y centros de investigación, en el que participa la Generalitat, con el fin de fomentar el conocimiento sobre el cáñamo y convertirse en un lobby del sector.
La Universidad ha decidido entrar de lleno en el campo de la investigación del cannabis para su aplicación en los ámbitos agroalimentario, industrial y farmacéutico. El gran paso lo ha dado la Politécnica de Catalunya (UPC), una de las universidades con más prestigio de España en los estudios de ingenierías y ciencias, que ha creado el primer hub de cannabis de Europa con el fin de fomentar el conocimiento sobre los usos industriales de esta planta, mediante la colaboración con empresas e instituciones públicas y privadas que trabajan en el sector.
La planta del cannabis tiene infinitos usos, más allá de los más conocidos como el meramente recreativo o el medicinal. Con ella, antiguamente se hacían velas para los barcos, se puede fabricar papel, ropa, muebles, hasta levantar casas, producir alimentos, cosméticos, bioplásticos, aceites… Es lo que se conoce como cáñamo industrial, cuyo porcentaje de THC (componente psicoactivo) no debe superar el 0,2% para ser considerado como tal y, por tanto, permitido su cultivo y producción, aunque los vericuetos legales que rodean a esta planta continúan siendo tan ambiguos como resbaladizos por la falta de una regulación general clara sobre su uso.
En ese campo del cáñamo es en el que se va a mover el Cannabis Hub que ha creado, en colaboración con la empresa Valenveras de Barcelona, la Universidad Politécnica de Catalunya, una institución pública con 28.000 estudiantes, 9 campus territoriales de ingenierías, ciencias y arquitectura, más de 180 titulaciones y un presupuesto anual de 300 millones de euros, que la sitúan entre las principales de España y en un puesto muy destacado en el ránking internacional universitario.
«Queremos ejercer liderazgo en la investigación en proyectos competitivos y transversales, promover la colaboración entre los socios participantes y convertirnos en el centro de referencia en la captación de talento para la aplicación de tecnología en este sector del cannabis», explica Jordi Berenguer, vicerrector de Transferencia de Conocimiento e Innovación de la UPC, también conocida como BarcelonaTech.
No es el primer hub que crea la Politécnica de Catalunya, que ya tiene experiencia en montar estos espacios de colaboración con empresas de diferentes sectores, entre ellos el del coche conectado 5G con Seat para conseguir un vehículo autónomo o el de una aplicación de inteligencia artificial para turbinas con Siemens, aunque ésta será la primera vez que va a establecer una relación directa con las entidades participantes.
De momento, son ya 18 los participantes, entre empresas, centros de investigación y asociaciones del sector del cannabis en el campo de la agroalimentación, los nutrientes, la farmacia y otros sectores, los que se han sumado al Cannabis Hub, que contará con un comité de expertos y otro científico de colaboración público y privada. Entre ellos se encuentra el Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA), adscrito al Departamento de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación de la Generalitat de Catalunya, que cuenta con una licencia de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios del Ministerio de Sanidad para investigación con cultivo de cannabis . Su objetivo es la obtención de variedades de cannabinoides para la industria farmacéutica mediante la aplicación de herramientas para mejorar la genética de las plantas.
«Nuestro propósito es crear una comunidad, un ecosistema alrededor del cannabis, de innovación, investigación e incluso de ámbito legislativo. Generar conocimiento y generar negocio», explicó Joan Simó, coordinador del ámbito agroalimentario de la UPC, en la presentación del Cannabis Hub. Su diagnóstico fue claro: «el cultivo del cannabis es extraordinario porque tiene un potencial brutal que está infraestudiado en muchos campos».
El cáñamo propicia el desarrollo sostenible
Fomentar la investigación en este campo, generar conocimiento, buscar talentos en la universidad para la industria del sector, propiciar el intercambio de experiencias y, también, ayudar a un desarrollo económico sostenible. Según el vicerrector de la UPC, el cáñamo necesita menos agua que el algodón para crecer, por lo cual su uso reduce el coste ecológico en la producción textil, es mucho menos agresivo que el eucalipto para la fabricación de papel y puede ser utilizado como hormigón en la construcción en lugar de otros materiales más contaminantes.
«Queremos que el Cannabis Hub sea un dinamizador de todo esto. Nos ha sorprendido que nada más presentarlo ha despertado mucho interés entre las empresas del sector, pero la cuestión es ir creciendo poco a poco, captar fondos europeos, potenciar las aplicaciones industriales del cáñamo y actuar como un lobby en este ámbito, de acuerdo siempre con las directrices de la UE», explica Jordi Berenguer.
La empresa Valenveras, que ha colaborado con la UPC en la gestación del Cannabis Hub, se dedica a la innovación en biotecnología para mejorar el proceso productivo de plantas medicinales, entre ellas la marihuana. Su responsable, el ingeniero agrónomo Rubén Valenzuela, considera «muy positiva» la creación de este órgano de colaboración entre empresas e instituciones públicas y privadas en lo que califica como «nueva era de la expansión del cáñamo».
A juicio de Valenzuela, en España hay un gran mercado del cáñamo industrial, con empresas que se dedican a la producción de bloques para construcción, papel, textil, plásticos, productos farmacéuticos, al que se puede facilitar conocimiento, talentos y desarrollo para propiciar su crecimiento. Y en el otro lado se encuentran los estudiantes universitarios, «mentes privilegiadas para proponer nuevas ideas» en esos sectores, dice, como ya están haciendo en algunos de los retos que tienen en marcha con la UPC: introducción de tecnología en drones para hacer lecturas de cultivos en campo abierto, automatización de todo el proceso de trazabilidad desde las semillas hasta la fabricación de un pantalón de fibra de cáñamo o mejora de las analíticas.
«Con el Cannabis Hub se busca poder dar soluciones a todos los agentes de la cadena de valor a través de la investigación y la innovación, para facilitar la producción y la transformación tanto en el ámbito tecnológico como a través de una regulación más clara y sencilla que permita trabajar con esta planta de manera segura», explican sus responsables.
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Igone
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