Nicki Minaj y su esposo, Kenneth Petty, están en medio de un lío legal que parece sacado de una película de Hollywood. ¿El precio a pagar? Nada menos que una multa de medio millón de dólares. Sí, leíste bien, 500.318 dólares para ser exactos, calderilla. Y todo esto por no haber respondido a una demanda por asalto.
La cosa va así: resulta que durante una gira en Alemania en 2019, un guarda de seguridad, Thomas Weidenmuller, acabó teniendo un encontronazo con la pareja. La historia cuenta que un fan demasiado entusiasta logró colarse hasta el backstage de Minaj. Aunque la seguridad actuó rápido y expulsó al fan, parece que las cosas se calentaron entre Minaj, Petty y Weidenmuller. El desenlace: una demanda por asalto, estrés emocional y negligencia.
Ahora, TMZ, ese portal que nunca deja piedra sin levantar, ha sacado a la luz documentos que confirman la multa impuesta por la Corte Superior del Condado de Los Ángeles. Y mientras Minaj sigue siendo la reina indiscutible del rap, su marido, Petty, añade este incidente a una lista de antecedentes que no son precisamente motivo de orgullo, incluido su registro como delincuente sexual desde 1995.
Este nuevo giro no solo añade drama al ya de por sí controvertido historial de la pareja sino que también nos recuerda que, detrás de las cámaras y los micrófonos, la vida de las celebridades puede ser tan complicada (y cara) como la de cualquiera. La moraleja aquí podría ser responder a las demandas a tiempo o, mejor aún, evitar que sucedan en primer lugar.
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